En muchos casos, la hipertensión arterial, conocida comunmente como “presión alta”, no causa síntomas. Por esto, se la hipertensión arterial o presión alta, se ha llamado “el asesino silencioso”. Debido a que los síntomas son muy inespecíficos, muchas personas tienen la presión alta y no lo saben.

La presión arterial es una medición de la presión con la cual tu corazón bombea la sangre al resto de tu cuerpo. Cuando mides la presión con un aparato electrónico, te aparecerán tres valores:

  • El valor de hasta arriba en la lectura es la “presión sistólica”. Esto representa la presión con la que tu corazón bombea la sangre hacia tus arterias. Lo normal es que la presión sistólica esté entre 120 y 139 milímetros de mercurio (mmHg)
  • Luego el segundo valor es la “presión diastólica”, que representa la presión con la que la sangre regresa, desde tus venas, hacia tu corazón. En general, lo normal de la presión diastólica es entre 70 y 89 mmHg.
  • Por último, el tercer valor es el pulso, o frecuencia cardiaca. En condiciones normales, el pulso estará entre 60 y 80 latidos por minuto (x’)

Cuando las presiones están por arriba de estos valores, se diagnostica hipertensión arterial o presión alta.

¿Qué síntomas se pueden presentar?

En muchos casos, no hay síntomas. Cuando los hay, puede haber dolor de cabeza, dolor de pecho, náusea, vómitos, mareos, confusión, cambios en la visión, o sangrado de nariz. Como puede verse, todos son síntomas inespecíficos, que pueden suceder por muchas otras causas.

¿Por qué tratar la hipertensión?

La persona que tiene hipertensión tiene un riesgo muy alto de padecer enfermedades como infartos cardiacos o cerebrales, o enfermedad renal crónica. Por esto, es importantísimo mantener los valores lo más cercanos posible a lo normal.

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