Cada vez es más frecuente escuchar el diagnóstico de hígado graso, por lo que necesitas conocer de qué se trata este diagnóstico, qué personas tienen más riesgo de presentarlo, qué síntomas pueden estar relacionados y sobre todo, cuáles son las medidas fundamentales de tratamiento. Aquí te contamos de qué se trata. 

El hígado y sus funciones

El hígado es el órgano más grande del cuerpo. Es la fábrica donde el cuerpo procesa, o metaboliza, todos los nutrientes que ingerimos: los carbohidratos, las proteínas, las grasas y por supuesto, las vitaminas y otros micronutrientes. Está localizado del lado derecho, justo por debajo del pulmón y arriba de las costillas. Por lo general, cuando tu médico te examina no puede tocarlo.

Las funciones principales del hígado son: 

  • Producir la bilis, una sustancia que sirve para mejorar la absorción de los nutrientes y las grasas y que se libera desde la vesícula biliar durante la digestión.
  • Ser la reserva de glucógeno, que es un tipo especial de azúcar que se guarda para el periodo diario de ayuno nocturno. 
  • Procesar las proteínas y las grasas de la dieta y enviarlas al resto del cuerpo para usarlas o guardarlas
  • Otras funciones importantes incluyen procesar hormonas, vitaminas (como las vitaminas A, D, E y K) y minerales como el hierro. 

Qué es el hígado graso

La infiltración grasa del hígado ocurre cuando los triglicéridos se aumentan y se acumulan en el tejido. Los dos principales factores de riesgo son el consumo de alcohol y la resistencia a la insulina, que se asocia a aumentos  de peso corporal, colesterol y triglicéridos en la circulación, aumento de peso, aumento de los niveles de azúcar (glucemia) en ayunas y de la presión arterial, lo que se conoce como “síndrome metabólico“. Antes, se consideraba que estos factores de riesgo actuaban separados y que el daño causado por el alcohol era del todo diferente del daño causado por factores metabólicos. Ahora, se sabe que el alcohol también aumenta el daño causado por el síndrome metabólico.

En etapas tempranas, el cuadro puede ser reversible. Sin embargo, si se deja sin tratamiento, la cantidad de grasa en el tejido aumenta. Al progresar, causa fibrosis, es decir, pérdida de la elasticidad del tejido hepático, lo que afecta su función y causa, a largo plazo, lo que se conoce como cirrosis, o daño hepático irreversible.

Manifestaciones clínicas 

El hígado es un órgano muy noble, porque además de que puede renovarse causa pocos síntomas en las etapas iniciales del cuadro, solo se presentan síntomas en casos severos. Algunos de los síntomas tempranos son: 

  • Aumento de los niveles de azúcar en la sangre (glucemia). Por lo general los niveles de azúcar en ayunas se encuentran alrededor de 85 mg/dl. En personas con síndrome metabólico, prediabetes o hígado graso, la glucosa en ayunas se encuentra entre 100 y 125 mg/dl. 
  • Niveles elevados de triglicéridos y colesterol (grasas en la sangre) y los niveles de insulina en ayunas
  • Aumento de tamaño del hígado o de las enzimas hepáticas. Es posible que haya dolor en la región que corresponde al hígado en el abdomen.
  • Aumento de peso
  • Manchas oscuras en la piel del cuello, alrededor de la boca y los pliegues cutáneos), que se llaman “acantosis”.

¿Cómo manejar el hígado graso?

Para manejar este problema de salud, 

  • Primero, el equipo de salud analizará tus antecedentes familiares de enfermedad hepática y tus antecedentes personales (peso, laboratorios, consumo de bebidas alcohólicas)
  • Luego, sométete a un examen físico, por lo menos una vez al año.
  • Si el médico sospecha hígado graso, realizará exámenes de laboratorio y un ultrasonido especial, que se llama “elastografía”. Para realizar este ultrasonido hepático o elastografía necesitas presentarte con 6 horas de ayuno previo. Los exámenes iniciales te servirán para dar seguimiento y evaluar los resultados del tratamiento.
  • La primera medida de tratamiento es evitar por completo las bebidas alcohólicas, porque el alcohol es muy tóxico para el hígado. La función hepática puede normalizarse en dos semanas a partir de detener el consumo.
  • Lo siguiente que necesitas mejorar son tus niveles de azúcar y grasas en la sangre. Para esto, el mejor tratamiento es el cambio en estilo de vida. Aunque parece increíble, para bajar los niveles de triglicéridos y reducir la infiltración grasa (además de bajar los niveles de azúcar en la sangre) el mejor tratamiento es bajar la cantidad de carbohidratos en la dieta, en especial la fructosa. En estos casos la mejor dieta es la antiinflamatoria, que es alta el grasas saludables.
  • Es necesario dar seguimiento cercano. Aunque el cuadro inicial revierte, con frecuencia puede haber recurrencias. Para prevenirlas, media vez que hayas logrado la reversión inicial del cuadro, lo recomendable es que continúes con los cambios en estilo de vida, para que se vuelvan una parte integral de tu rutina diaria. De esta manera podrás pasar muy largos tiempos sin recurrencias de este problema de salud.

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