Tener diabetes o tener complicaciones, como la neuropatía periférica diabética NO son una condena para sufrir otros problemas, sino que son oportunidades para mejorar y prevenir. Todos necesitamos conocer qué hacer para prevenir las complicaciones en los pies que ocurren por la diabetes. Si tienes neuropatía, ya sea con dolor o pérdida de sensibilidad, actúa para prevenir amputaciones. Entre más temprano tomes estas medidas, menor será tu riesgo de sufrir lesiones.
La neuropatía periférica causada por diabetes es la principal causa de las úlceras de pie diabético y las amputaciones de extremidad inferior. Como te hemos comentado, hay dos tipos de neuropatía: una que causa dolor y hace que las personas no caminen a causa del dolor; y otra en la que las personas pierden la sensibilidad protectora, lo que las expone a lesiones inadvertidas en sus pies.
¿Por qué son tan frecuentes las úlceras y amputaciones en personas con diabetes?
Según el Atlas de la Federación Internacional de Diabetes en 2021, de cada 100 personas con diabetes, unas 50 tienen neuropatía periférica con pérdida de sensibilidad protectora; casi 20 de cada 100 desarrollan una úlcera o lesión abierta en los pies y de ellas, 3% sufren una amputación. Lo más tremendo de estos datos es que se consiera que 86 de cada 100 amputaciones por diabetes se pueden prevenir. La gran pregunta entonces es, ¿Por qué las úlceras y amputaciones son tan frecuentes, si se pueden prevenir?
Parte de la respuesta es que una gran mayoría de personas desconocen cuál es la secuencia que lleva a estos eventos. Por desconocimiento, se siente miedo de consultar y esto lleva a que se atrase el tratamiento. Por esto y para que puedas evitar esta espiral de daño, ahora te contamos cómo ocurren estos problemas.
Cómo se forma una úlcera que lleva a amputación
La secuencia de eventos que llevan a una amputación son:
- Debido a que los niveles de azúcar están altos (nota que si el azúcar se mantiene dentro de las metas las personas tienen menos riesgo de desarrollar complicaciones), se pierden muchos micronutrientes y los nervios que llevan las funciones involuntarias (como la sudoración, la regulación de la temperatura corporal o la formación del vello cutáneo) empiezan a dañarse. Esto causa que la piel se reseque y facilita el aparecimiento de fisuras rasgaduras de la piel.
- Luego se dañan los nervios que llevan la sensibilidad. Se pierde la capacidad de sentir dolor cuando nos lastimamos. Por ejemplo, si los zapatos aprietan, o si hay objetos extraños que pueden lastimar, la persona no percibe ese dolor. Es muy importante darse cuenta de que este tipo de dolor es una bendicion, porque nos hace evitar lo que nos lastima.
- La falta de sensibilidad lleva a formación de callos. El zapato roza con el pie y se alteran las fuerzas de roce y de carga sobre el pie. Después, el pie se deforma. Por ejemplo, se forman juanetes, callos encima de los dedos o callos en la planta del pie.
- Las deformidades continúan cuando los músculos empiezan a debilitarse. La atrofia muscular (o pérdida de músculo en los pies) causa aplanamiento del arco del pie, lo que llamamos pie plano. En algunos casos es posible que el arco del pie se haga más elevado.
- El siguiente evento es que ocurre sangrado dentro de un callo. Esto lleva a que se formen úlceras. Una úlcera o lesión abierta en el pie de una persona que tiene diabetes se llama “pie diabético“, que cuando se infecta es la causa inmediata de las amputaciones.
Entonces, ¿Cómo prevenir amputaciones en personas con diabetes?}
Además de manejar tus niveles de azúcar en la sangre y mejorar tu estado nutricional, el cuidado de los pies es vital para prevenir úlceras y amputaciones:
- Por supuesto, primero debes cuidar tus pies a diario. Lavarlos, secarlos y ver que no tengas lesiones. En especial si no tienes dolor, la revisión frecuente es muy importante.
- Pide a tu médico que examine tus pies, por lo menos 3 a 4 veces al año. Detectar estos cambios tempranamente es vital para impedir que continúen.
- Una de las claves más importantes son los zapatos y las medias o calcetas. Usa calcetas o calcetines para mantener tu pie protegido. Evita las chanclas o sandalias. El calzado debe ser de tu número, lo suficientemente largo y ancho para que el pie respire y quepa cómodamente, pero no tan grande que se te salga o te dificulte caminar. Debe tener un buen soporte en el arco. Los dedos deben quedar holgados adentro, por lo que la punta debe ser redonda. ¡Evita los zapatos apretados y puntudos, que lastiman tus dedos! Por supuesto, además de cómodos, los zapatos ¡deben ser bonitos!
- Si tienes callos o deformidad, además del calzado adecuado necesitarás plantillas. Las plantillas son ortesis, o piezas que sirven para solucionar una alteración en la biomecánica del cuerpo. Te ayudarán a que las áreas lesionadas no sufran trauma repetido y que no se lesionen más.
- Otro punto clave es: si tienes una lesión, aunque no tengas dolor, evita hacer ejercicio sobre un pie lesionado. Es cierto que el ejercicio físico es bueno, sin embargo, si tienes callos, deformidad o úlceras, realiza cualquier otro ejercico que no afecte la lesión, ya que esto aumenta el riesgo de amputaciones. Consulta para saber si necesitas inmovilizar la herida hasta que cicatrice. Así que, por más que escuches que debes ejercitarte, si tienes tus pies lesionados, ¡descansa, reposa con tus pies en alto! Cada paso sobre una úlcera significa un mayor riesgo de amputación.
- Por último, si encuentras una herida abierta o una úlcera, por muy pequeña que sea, consulta de inmediato. Entre más pronto se trate, más probabilidades hay de que cierre la úlcera y así evitar las amputaciones. Cuando ha habido una úlcera, el riesgo de sufrir otra es alto. Por tanto, no te descuides, el cuidado de los pies debe ser permanente.
Si necesitas más información sobre cómo prevenir amputaciones, sobre el calzado y las plantillas adecuadas para tí, o sobre la curación de heridas para prevenir esta secuencia de eventos, comunícate con nuestros especialistas y actúa para prevenir complicaciones aquí.